Conforme el sol se iba ocultando, las prendas cortas (escotadas y sin mangas) fueron desapareciendo entre los pocos asistentes que llegaron a la primera edición del Flow Fest.
Un festival gourmet para un género popular
Instalaciones y puestos de comida premium lucían vacíos dentro del festival, antes de la caída de la noche


En su mayoría, el público prefirió irse al escenario general que quedarse en las activaciones de marcas y los puestos de comida "gourmet" dentro del festival.
Hamburguesas de cortes, churros de una repostería reconocida, alitas y demás bocadillos se ofrecían con un costo de 150 pesos, en promedio, y las cervezas en 100.
Incluso había una rueda de la fortuna, como en las ediciones del Corona Capital o el EDC, festival de música electrónica, pero los asistentes preferían perfilarse hacia los dos escenarios.
De los 40 mil asistentes que habían ingresado en el inmueble, antes de las 18:00 horas, la mayoría se ubicó frente al Escenario Coca Cola, donde se presentarían Daddy Yankee, Wisin, Nicky Jam y más.
Los boricuas de Zion & Lennox, mientras tanto, descontrolaron los ánimos y gargantas de los asistentes.
Pero La Carpa del Perreo, un pequeño escenario que varios DJ's hicieron suya con lo mejor de sus mezclas, también tuvo su quórum. Sobre todo porque ofrecía un oasis para bailar a todos aquellos amantes del "perreo".
Uzielito Mix y Tomasa del Real y el Neoperreo Crew fue el mejor ejemplo de cómo esa carpa se descontroló en cuanto a meneo y sensualidad.
En el Flow Fest, la compra de alimentos y bebidas era "cashless", es decir, a través de abonar efectivo en una pulsera. Las filas para ingresarle dinero a los brazaletes eran largas, pero eso no impidió que todos trajeran un vaso con alcohol, o refresco, en sus manos.
¡Hoy estamos haciendo historia en el Coca-Cola Flow Fest! ?? #UnSoloCrew pic.twitter.com/gddnquXEd3
— Coca-Cola Flow Fest (@CocaCola_Flow) 9 de diciembre de 2017