Yara (2021), el drama italiano de Netflix, ha conmocionado al mundo por su fuerte trama, pero también porque está basado en un caso real que fue uno de los más mediáticos en su momento.
Yara: El desgarrador caso real que inspiró la película de Netflix
Yara es una pieza de ficción basada en el trágico caso que conmocionó a todo Italia


La cinta está narrada bajo la perspectiva de la fiscal Ruggeri, interpretada por Isabella Ragonese, quien comienza a desarrollar una obsesión casi enfermiza por esclarecer el caso de Yara Gambirasio, una gimnasta de 13 años que un día no regresó a su casa.
La película italiana se aleja por completo de las narraciones policiales a las cuales estamos acostumbrados, pues muestra una mirada delicada y femenina. La fiscal Ruggeri es madre de una pequeña también, así que abstraerse subjetivamente del caso resulta casi imposible.
La película se va desdoblando en temas que no necesariamente tienen que ver con el caso, sino más bien con las diferencias de género.
Desde luego hay decisiones narrativas, ángulos que va cobrando la trama y un tono inequívoco, pero el crimen de la vida real está bastante bien reflejado en el filme.
En realidad, el caso mediático duró años en su investigación. El cuerpo de la joven Yara apareció sin vida tres meses después de su desaparición, pero fueron seis años después que la fiscalía pudo dar con un “culpable” aunque varios de los cabos siguen sueltos y, desgraciadamente, el misterioso caso sigue generando dudas respecto a lo que realmente ocurrió.
El 26 de noviembre del 2010 Yara Gambirasio salió del Brembate Di Sopra Sports en Bergamo, Italia, una ruta que ella conocía muy bien y que recorría todos los días, pero jamás regresó a casa, así que sus padres buscaron inmediatamente a la policía.
Su desaparición detonó una búsqueda masiva en donde participó la policía, familiares y voluntarios, no fue sino hasta tres meses después que se encontró el cuerpo de la pequeña, a solo 10 kilómetros del centro deportivo.
El caso ha sido uno de los más desgarradores y misteriosos de Italia, causando una obsesión nacional por encontrar al asesino. El 8 de abril del 2011 se encontró cerca de donde yacía el cuerpo de la niña una prenda de ropa masculina, pero luego se descartó al sospechoso, quien estaba el día del asesinato en Perú.
La policía entonces decidió hacer una prueba genética masiva a más de 20 mil personas de la zona, pero un profesor universitario se dio cuenta de que la prueba se había realizado incorrectamente en 500 individuos, ya que el ADN no había sido comparado con el del sospechoso, sino con una muestra de la niña.

Al volver a realizar la prueba, del análisis surgió el nombre de Esther Arzuffi, madre del principal sospechoso, Massimo Giussepe Bossetti, un carpintero de 44 años, casado, con tres hijos y sin ningún antecedente penal precedente.
Sin embargo, en 2014 y bajo el pretexto de hacer una prueba de alcoholemia, los resultados fueron contundentes: el ADN del sospechoso yacía en la ropa de Yara el día de su asesinato. Meses después, cuando la policía acudió a una de las obras en donde trabajaba Bossetti, este al verlos salió huyendo “instintivamente”, según ha declarado el principal sospechoso.
El 1 de julio del 2016 se condenó a Massimo Bossetti a cadena perpetua y fue declarado culpable por el asesinato de la joven Yara Gambirasio, aunque muchos aún dudan del desenlace de la investigación.