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Catalina Creel

Tips para que puedas reconocer (¡o ser!) una verdadera villana de telenovela

Para ser una villana de telenovela se deben cumplir ciertos requisitos y poseer ciertas aptitudes. En este artículo te explicamos cómo lograr ese nivel épico de maldad.
Publicado 26 Abr 2018 – 05:18 PM EDTActualizado 26 Abr 2018 – 07:50 PM EDT
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La actriz modificó su cabello para la telenovela Crédito: Televisa

A lo largo de la vida nos hemos encontrado con personas que arruinan nuestra existencia: ya sea una persona que nos cae mal o alguien que se ha metido en nuestros asuntos privados o con los seres que amamos, nadie puede ir caminando por la vida sin encontrarse con un "villano de la vida real". Sin embargo, ninguna de estas personas se puede comparar con aquellos personajes de ficción que hacen lo que sea para salirse con la suya: las villanas de las telenovelas.

Por ello, hemos decidido hacer una lista con las características principales que una villana de telenovela posee, ya sea para que te mantengas prevenid@ de ellas... ¡o para convertirte en una!

1. Belleza absoluta


Una villana de telenovela, incluso de cualquier relato de ficción, es dueña de una cantidad de belleza directamente proporcional a su maldad. Basta con echarle un ojo a Soraya Montenegro, a Teresa o a Rubí para confirmar esto. A veces pareciera que la hermosura es sinónimo de un corazón frío y despiadado. Si quieres ser una de las más terribles villanas del melodrama, deberás pasar al salón de belleza antes. Ah, aclaramos: no importa si tienes un parche en el ojo. :P

2. Hablar como si estuvieras en el teatro


Te encuentras a la protagonista de la telenovela de tu vida nadando en los brazos del hombre que "por derecho te pertenece"... ¿Qué es lo primero que le dirías? Por supuesto, para convertirte en una terrible villana a vencer, debes sacar a flote las frases más floridas e intensas que tu vocabulario pueda encontrar, desde un "¡Maldita lisiada!" hasta un discurso elaborado como los de Bárbara Greco en Mañana es para siempre ( 1992- 2009). Claro, todo esto gritando desde lo alto de unas escaleras o en el rostro de la pobre mujer que sufra de tu ira.

3. Maestría y Doctorado en cachetadas (dadas y recibidas)


Algo simple, pero elemental para ser la villana suprema de los melodramas. Una cachetada bien dada te colocará como la rival definitiva de quien sea que se cruce en tu camino. Además, puedes practicar con todos: con tu hermana, con tu pareja, con la criada, con la mejor amiga y –claro está– con la protagonista de la historia. Para dar la mejor cachetada de villana debes abrir bien los ojos, mirar a la víctima con odio desenfrenado y dar el golpe con tal velocidad que la otra persona no sepa ni qué le pasó encima. Pero, ¡ojo!, para cumplir al 100% con en este punto también se deben recibir los embates de los enemigos con total hidalguía. La vida misma.

4. Soportar el llanto


Esta es la aptitud más difíciles de dominar. Traiciones, desamor, pobreza o simples caprichos: estas mujeres han padecido tanto a lo largo de sus vidas que sus experiencias las llevaron por el camino del mal. A pesar de esto, nunca dejan que el rimel afecte su eterno rostro enojado. Una verdadera villana de telenovela no llora, excepto cuando sus planes (debajo hablaremos de esto) son frustrados al final de la historia o cuando finge para chantajear, manipular o atrapar a un hombre. Recuerda: la maldad nunca siente tristeza.

5. El plan absurdo


¿Te has dado cuenta que las villanas de telenovela siempre planean de la manera más absurda sus maléficos planes? En realidad son más complejos de lo que deberían ser; tardan en ejecutar a sus víctimas, consiguen secuaces inútiles que terminan siendo un estorbo o simplemente no tienen en claro cuál es su objetivo final. Aunque muchas veces logran hacerle la vida de cuadritos a sus víctimas, una telenovela que se respete siempre nos demuestra que las villanas casi nunca se salen con la suya.

Mención honorífica: la risa malévola


Último requisito pero no por eso el menos importante: la eterna y escalofriante risa malvada. Pareciera que ser villana llena de alegría el corazón, pues todas las antagonistas de las historias que vemos en televisión cuentan con una risa estruendosa que le pondría la piel de gallina a más de uno.

Ahora sí, resumida toda la cuestión, sábelo: si posees todas estas características, ¡felicidades! ¡Estás lista para ser la mala del cuento!

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