Cuando se persigue algo con el corazón, no hay montañas que no se puedan saltar, ni muros que sean imposibles de derrumbar. Así lo han demostrado las mujeres que llegaron a los Juegos Olímpicos de Tokio, una edición histórica por ser la primera en tener un 49% de participación femenina.
Tokio 2020: Ocho atletas extraordinarias que confirman que nada es imposible
De Estados Unidos a Irán, estas son mujeres que, a pesar de sufrir abuso sexual o amenazas de su gobierno, llegaron a los Olímpicos para triunfar


Aunque es imposible enlistar aquí a todas ellas, para honrar su esfuerzo y dedicación, te contamos ocho poderosas historias de mujeres que, aunque provienen de culturas distintas y contextos adversos, lograron superar los obstáculos para llegar a la máxima justa deportiva, dispuestas a revolucionarlo todo.
1) Simone Biles, una guerrera en leotardo
Gimnasia, Estados Unidos
Su inigualable técnica como gimnasta le valió cinco medallas en Río 2016, pero su increíble valentía para contar su historia de abuso sexual la llevó a ganar el corazón de todos. En su serie documental “Simone vs. ella misma”, la atleta estadounidense habla abiertamente de la depresión en la que se sumergió luego de ser violada por Larry Nassar, exmédico del equipo olímpico de gimnasia de su país natal.
“Cuanto más trato de apagar esa pequeña voz en mi cabeza, más alto me grita. Ya no tengo miedo de contar mi historia” dijo Simone cuando decidió alzar la voz. La gimnasta de solo 24 años de edad, decidió convertir este desafortunado suceso en combustible para lograr sus metas. Hoy, ya forma parte de la llamada “ realeza olímpica”, donde comparte título con grandes atletas de la historia como Michael Phelps, Usain Bolt y Nadia Comaneci.
El pasado domingo, la primera mujer en hacer un doble mortal Yurchenko (una pirueta antes lograda solo por hombres), debutó en la capital japonesa en la categoría de suelo y este martes, mientras buscaba el oro en la categoría de equipos, Biles abandonó la competencia. Según explicó la oriunda de Ohio a medios de comunicación, fue por un tema de salud mental referente al estrés bajo el que actualmente se encuentra, alegando que quienes están ahí no son sólo atletas, también son personas. "Simplemente apesta cuando estás peleando con tu propia cabeza", expuso.
Con esto, la considerada mejor gimnasta de nuestros tiempos puso en evidencia uno de los grandes temas a los que se enfrentan los deportistas de alto rendimiento y aleccionó al mundo entero sobre la importancia del bienestar mental y emocional. Ahora, buscará despejarse para recobrar algo de paz y estabilidad para seguir peleando por sus cuatro preseas doradas con las que demostrará, una vez más, que nada ni nadie tiene el poder de arrebatarte tus sueños.
2) Laurel Hubbard, la heroína de la comunidad trans
Levantamiento de pesas, Nueva Zelanda
Con 43 años de edad, Hubbard es la primera atleta transgénero en participar en unos Juegos Olímpicos. Hasta hace casi diez años, Gavin era un chico cuya pasión por la halterofilia lo había llevado a participar en diversas competiciones de esta disciplina. Años después, Gavin pasó a ser solo un recuerdo y dio a luz a Laurel.
A pesar de la polémica que ha causado por la “ventaja” que algunos reclaman tiene por su fisionomía y la testosterona que alojó en su cuerpo por 34 años, la levantadora de pesas de la categoría de 87 kg inaugurará este próximo 02 de agosto, un nuevo paradigma en el que cualquier persona, sin importar su identidad de género, pueda aspirar a representar a su país en el evento deportivo más importante del mundo y ¿por qué no? a ser parte activa de una sociedad que por años los ha desconocido.

3) Kimia Alizadeh, la esperanza de una nación oprimida
Taewkondo, Irán
Fue en enero de 2020 cuando Kimia denunció abusos y explotación por parte de las autoridades a los atletas iraníes. Esto, también, fue lo que la hizo abandonar su natal Karaj. “Soy una de las millones de mujeres oprimidas en Irán”, escribió en redes sociales. Pronto, funcionarios de su país comenzaron a amedrentarla, por lo que la taekwondoína, inmersa en este deporte desde los 7 años, buscó refugio en Alemania, donde se estableció junto con su esposo, en la ciudad de Núremberg. Pese a que la iraní está tramitando su naturalización alemana, su país le prohibió representar a otra nación, lo que lejos de sacar de la jugada a la joven de 23 años de edad, la llevó a buscar alternativas.
Kimia hoy pelea con el estandarte del Equipo Olímpico de Refugiados y aunque en los días pasados no obtuvo los resultados esperados, aspira a que el simple hecho de haber estado ahí le regrese a todas las mujeres atletas de su país una ilusión perdida.
4) Ona Carbonell, una madre valiente en una piscina que se siente vacía
Nado sincronizado, España
Para Ona estar en las albercas olímpicas es un honor pero también, el reflejo de una dura decisión: estar lejos del bebé que trajo al mundo hace menos de un año y que aún necesita leche materna. Aunque sabía que llevarlo cargando, cerca de ella, implicaba cierto riesgo, la española admitió sentirse triste y decepcionada cuando el Comité Olímpico ni siquiera le dio esa opción. "El tema era elegir entre familia y lactancia o participar en los Juegos Olímpicos", dice la nadadora en un video que compartió en redes sociales.
Ahora, con la decisión ya tomada, Carbonell está resuelta a darlo todo para enaltecer sus colores pero sobre todo, para hacer que el sacrificio de dejar a su pequeño esta temporada, valga la pena.
5) Momiji Nishiya, la adolescente que triunfa sobre ruedas
Skateboard, Japón
El skateboarding de calle hizo su debut en estos Juegos Olímpicos, y con ello, un grupo de jóvenes con una edad promedio de 14 años, y con una destreza que ha conmocionado al mundo entero. Entre ellas destaca Momiji Nishiya, japonesa de 13 años que hace un día se coronó con el oro en la categoría femenil, lo que a su corta edad, la posiciona como la segunda medallista más joven en la historia de esta justa. Pese a que en el circuito la proveniente de Osaka tropezó y falló en el aterrizaje de dos piruetas, logró culminar sus últimas tres con éxito, lo que le dio la puntuación ganadora de 15,26.
A su lado derecho, con la bandera verde, amarillo y azul de fondo, estuvo Rayssa Leal, brasileña de la misma edad que luego de obtener su medalla de plata, sostuvo la premisa de que “el skate es para todos”. A no pocos sorprende que sean dos mujeres de tan corta edad las que, en un mundo donde muchos siguen pensando que algunos deportes son solo “para hombres”, den cátedra sobre estereotipos obsoletos.

6) Gwen Berry, la aguerrida vocera de la justicia racial
Lanzamiento de martillo, Estados Unidos.
Ella estaba en el podio, tranquila. Acababa de arrasar en su categoría de lanzamiento de martillo en los Juegos Panamericanos de Lima 2019. De pronto sonó el himno nacional de su país y Gwen, en lugar de llevarse la mano al pecho como suele hacerse en símbolo de respeto, levantó su puño durante todo el cántico. Ese puño suspendido en el aire era en realidad un grito ahogado que buscaba evidenciar la paradoja de una nación que canturreaba ante las cámaras de televisión sobre principios de libertad e igualdad, mientras que, en sus calles, se presenciaban actos brutales de violencia y abusos de poder contra las personas de color.
Ese acto simbólico, que además refería a un homenaje de la protesta pacífica de dos de sus compatriotas en los Olímpicos de México 68', le costó a Gwen perder a la mayoría de sus patrocinadores, dejándola sin el 80% de sus ingresos. Recientemente, cuando calificó a Tokio 2020, la estadounidense volvió a protestar pacíficamente y le dio la espalda a su bandera, acto que a pesar de ser polémico para muchos, también fue aplaudido por sus compatriotas.
7) Emily Seebohm, el tiburón que cuando se veía al espejo, se veía pez
Nadadora, Australia
Hasta hace unos meses, Emily era percibida como una atleta inquebrantable. Y cómo no serlo cuando la joven ha sido cinco veces medallista olímpica. Sin embargo, en enero de este año, la australiana de 29 años reveló algo que llevaba viviendo en silencio por dos años ya. Un desorden alimenticio le había arrebatado todo indicio de amor dentro de ella, y hacia ella. Utilizando las redes sociales como altavoz, Seebohm contó cómo se daba atracones de comida para después tomar laxantes; vivía una vida en la que su valor como persona se definía en una báscula y se contaba en calorías.
El trastorno alimenticio que la afectaba, según dijo, estaba motivado por este principio: “Si pesaba menos, nadaría más rápido”. Hoy, luego de una dura batalla en contra de su aversión al espejo, la nadadora ya cuenta con un bronce en la capital japonesa y se mueve en el agua con la convicción de llevar, en cada brazada, un mensaje de amor propio para quienes se han sentido como ella.
8) Shelly-Ann Fraser-Pryce, la pantera caribeña que quiere volar
Atletismo, Jamaica
Muchos la llaman “la veterana a vencer”, pues a sus 34 años de edad la jamaiquina ya cuenta con dos oros olímpicos en su palmarés, y va por el tercero. La velocista, quien también es madre de un pequeño, es considerada la mujer viva más rápida del mundo, y de conseguir una medalla en Tokio 2020, sería considerada “la persona más longeva en ganar una presea en pruebas de velocidad”. También, es candidata a ostentar el título de la primera persona en lograr tres oros en los 100 metros. Este verano, Shelly-Ann llegó a pistas orientales para defender su título, buscar nuevos y a dar fe de que para construir un legado hay que alimentar el espíritu con disciplina, constancia y mucho, mucho amor por lo que se hace.
Otro de los grandes compromisos que asume Fraser-Pryce, es con la UNICEF en Jamaica, en donde vigorosamente se ha manifestado en defensa de la maternidad y la niñez. “Correr es fácil, pero la maternidad es un deporte aparte. Celebra a todas las mujeres en tu vida, ¡se lo merecen!” compartió.
Todas las deportistas de Tokio 2020 encarnan los mismos valores que las ya mencionadas: determinación, valentía, coraje, compromiso y las ganas de inspirar a niñas y mujeres de todos los rincones del mundo. A todas ustedes, ¡GRACIAS!