Papá soltero saca adelante a sus hijos tras abandono de su esposa

Bien dicen que un padre hace todo para sacar adelante a sus hijos, sin importar las circunstancias. Así lo demuestra Gerardo González Anaya, un hombre que a sus 48 años se hace cargo de sus seis pequeños tras el abandono de su pareja.

Desde hace cuatro años, Gerardo se convirtió en papá soltero luego que su esposa le dijo que saldría al mercado de comprar, pero con el paso de las horas, la mujer ya no regresó.

Hasta ahora no entiende si su esposa los dejó o fue víctima de un secuestro, lo único que supo es que a partir de ese momento su única prioridad sería su familia, que vive en una pequeña casa en la colonia 18 de octubre en el municipio de Escobedo, Nuevo León, México.

Para entonces, no estaba solo ya que contaba con el apoyo de su madre, quien lo ayudaba con las labores de la casa y el cuidado de los seis hijos: Óscar, de 14 años; Brisa y Toño de 10; Blanca, de 8; Tadeo, de 6 y Leonardo de cuatro años.

Sin embargo, la señora enfermó y falleció por lo que tuvo que dejar sus dos trabajos como mesero y guardia para estar al cuidado de los niños, complicando la situación económica.

"Yo soy padre soltero cuido y atiendo a mis seis hijos, y pues le echo todas las ganas, pero ahora que se me fue mi único apoyo la verdad es difícil, porque tengo que estar con mis hijos llevarlos a la escuela, pero también tengo que trabajar para mantenerlos", explicó el señor.

“Ahora me despierto desde las 6:00 am, alisto a los niños para que se vayan a la escuela. Todos tienen diferentes horarios, pero a todos los atiendo y tengo que trabajar por la tarde el tiempo que me alcanza, pero la verdad saco poco dinero.

Precisamente al acomodar su tiempo para trabajar solo en las tardes, percibe un sueldo de 800 pesos semanales, con los cuales tiene que hacer “maravillas”.

“Yo pensé en que iba a cuidar a mis hijos, vestirlos, calzarlos, alimentarlos y darles todo lo que estuviera en mis posibilidades, y pues ahí vamos”, explica el hombre.

Lo anterior sin contar con los gastos que tiene que hacer dentro de su hogar, ya que, por ejemplo, necesita arreglar su estufa, la lavadora y el sanitario.

Gerardo no pierde la fe, la esperanza, las ganas ni las fuerzas de llevarle el pan a la mesa a sus hijos, pese a las adversidades. Definitivamente es un hombre de admirarse.