52 años, pareja de Bibi, padre de Clarita, profesor de universidad liberal. Egoísta, comodino, realista, con los pies en la tierra, cariñoso, futbolero frustrado, “dejado”, amante de la comida (lo que no lo hace un gourmet); más que idealista puro, es un intelectual de café con leche, o sea, un soñador flotando entre nubes y teorías progresistas y especialista en esquivar tareas domésticas.