Julio inventa que fue él quien quemó las oficinas de los Jiménez

El pueblo de Todos los Santos sigue siendo el centro de las traiciones, el odio pero también del amor más profundo. Descubre lo que ocurrió en el capítulo 17 de "Amor Amargo".

En completo estado alcohólico, Julio hace alarde de sus dotes de matón y ejecutor de cosas que nadie se atreve a hacer. Sentado en una mesa de la cantina del pueblo, Julio presume ante su primo Paulo y otros hombres que tiene mucho dinero gracias a sus "trabajitos" en el pueblo y asegura que pronto tendrá mucho más.

La plática se vuelve aún más acalorada y Paulo saca en la conversación el "mal" que le han hecho los Jiménez a Todos los Santos desde su llegada y justifica que por ello fueron quemadas las oficinas de Tomás.

"Yo mero, yo soy ese héroe o qué, no sabes de lo que soy capaz, verdad? Soy hijo del diablo y conmigo nadie se mete y menos con la fábrica", gritoneó Julio a Paulo. "Tengo dinero y sabes por qué, porque a mí me pagan por hacer cosas que nadie se atreve y más voy a tener", agregó.

Influenciado por el exceso de alcohol, Julio decide hacerse el "héroe" y se adjudica el incendio ante la gente de la cantina.

"Yo fui el que quemó las oficinas de los Jiménez, Tomás Jiménez quiere acabar con este pueblo y por eso le quemé sus oficinas", gritó ante la expectación de todos los demás comensales del lugar.

Tras dichas declaraciones, Paulo corre a contarle a Enrique Olivares que su primo en su borrachera se había adjudicado el incendio de las oficinas de los Jiménez.

Los dos verdaderos culpables de tal delito celebraron juntos el desliz de Julio y brindaron por dicha acusación que los dejaría fuera de toda culpa.

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