Trabaja en la empresa de Darío, su padre, quien no lo quiere. Es un tipo guapo, decente, soñador, agradable y abierto; a veces, taciturno, como necesitado de afecto, arisco y solitario.
Cuando nació Estefanía, llegó la princesa y ella empezó a recibir toda la atención. Lo único que salvó a Mauricio del abandono y del “maltrato educativo” de su padre fue Elba, nana y ama de llaves de la casa y su hijo Octavio.
Lo que realmente desea Mauricio es ser músico. Él quiere tocar en una banda y su instrumento favorito es la guitarra. Tiene el restaurante-bar, “La Dolorosa”, que es el lugar de reunión de los jóvenes.