Ariadna es una mujer valiente, noble y apasionada, de origen humilde, quien abandonó una prometedora carrera como periodista para dedicarse a ser mamá de tiempo completo de Tadeo, el fruto de su relación amorosa con Eduardo Falcón
El amor por Eduardo y el deseo de darle a Tadeo la familia sólida que ella no tuvo, hizo que Ariadna defendiera la relación “a capa y espada”, a pesar de la clara falta de apoyo y compromiso de su pareja.
Así, en la medida que su hijo creció, también aumentaron las confrontaciones con Eduardo, quien comenzó a señalar a Tadeo como a un niño “malcriado y berrinchudo por culpa de su mamá”.
Cuando Ariadna comienza a dudar si realmente está criando mal a su hijo, una serie de situaciones críticas la llevan a darse cuenta de que Tadeo no se comporta como el resto de sus compañeros.
Esto la alerta a buscar ayuda profesional; tras una serie de estudios médicos, Ariadna es informada de que su hijo tiene síndrome de Asperger, una forma de autismo. A partir del diagnóstico, ella vive su propio duelo para poder aceptar que el futuro de su hijo no será como toda madre lo imagina.
Una vez superado el impacto de la noticia y ya dispuesta a dedicarse en cuerpo y alma a apoyar a su pequeño, Eduardo la sorprende yéndose a otro país para dejarla con toda la responsabilidad de hacerse cargo de Tadeo, ella sola.
A Ariadna se le viene el mundo encima de un solo golpe, pues además de cuidar, criar y educar a un niño con necesidades especiales, se las tendrá que ingeniar para conseguir un trabajo que le permita cubrir los gastos de Tadeo, aparte de colaborar a la economía en la casa de su suegra, lugar en el que no tiene más remedio que quedarse.