Cosas que solo entenderás si vives MUY lejos de tu trabajo: levantarte de madrugada es una

La logística de quienes no viven a la vuelta de la esquina de su trabajo es ardua y minuciosa, ¿te identificas?
Por: Paulina Flores
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Básicamente trabajar a dos o (en mi caso) tres horas de casa es como salir de excursión diario, implica de una minuciosa logística que va desde invertir bien las horas de sueño, menú para casi todo el día (en una docena de toppers) y elegir bien lo que te vas a poner.

#1. Te convertiste en la señora de los toppers

La planificación para mucho “Godín foráneo” comienza desde el domingo, eligiendo el menú y recolectando el escuadrón de toppers (que aún tienes con tapa). Definitivamente optas por preparaciones que no necesiten calentarse y no sean apestosos, porque tu intención es comer en tu lugar para ahorrarte la hora de comida y salir lo antes posible.

#2. Llevas más cosas en la mochila que cuando ibas en la primaria

¿Bolsas de mano? Ni en sueños, lo tuyo es la mochila, grandota, porque sabes que cargarás con todo: la sombrilla, por si llueve; la comida, la computadora, el botiquín, el termo, chamarra, porque cuando sales aún no amanece y regresas de noche; un cambio de calzado, por si hay que correr tras el transporte; los lentes, la cartera… la vida misma.

#3. El arte de dormir donde sea, literal

Consciente de que las horas que dedicas a redes sociales antes de dormir se sumarán a tu ya eterna deuda de sueño, te conviertes en un todoterreno, pues lo mismo puedes dormir parada en el transporte, que en tus ratitos libres en la chamba (sin que te cachen).

#4. La lluvia, tu peor enemiga

Apenas ves el cielo nublarse y comienzas a elevar plegarias a todos los dioses que conoces porque sabes que, con apenas unas gotitas de lluvia, las tres horas de camino podrían duplicarse.

#5. Experta en transporte y rutas (para ahorra tiempo)

Conoces todas las opciones de transporte y rutas viables para llegar a tu trabajo, si bien, no antes de la hora, porque hasta milagro parece cuando logras llegar a tiempo, por lo menos sí con el tiempo suficiente como para que no te hayan corrido ya.

Además, te has vuelto hábil en los combates por el mejor asiento en el transporte (lejos de la ventana a la que le da el sol y en la esquina para poder ganar unas horas de sueño).

#6. El celular y los libros son ahora tus mejores amigos

Sueles rechazar invitaciones de tus compañeros de trabajo a cualquiera que sea el plan después del horario laboral porque sabes que cada minuto de tu regreso a casa es crucial.

Así que, ahora los libros, revista o lo que sea que te hagan pasaderas las horas de camino se han convertido en tu circulo, ¿social?

El celular, por supuesto, es vital por lo que, si la batería se pone en rojo, significa para ti lo más cercano al fin de tu existencia (lo mismo aplica si se te olvidaron los audífonos).

#7. Las tardes en tu casa se convirtieron en una leyenda urbana

Sales de tu casa de madrugada y llegas prácticamente al anochecer, por lo que ver el atardecer en tu casa se ha vuelto una leyenda, se dice que alguna vez sale el sol por tus rumbos, pero no sabes cuándo podrás comprobarlo.

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