Hay quienes dicen que los hermanos menores son más divertidos que los mayores o que son los eternos consentidos de sus padres. Si bien esto no es necesariamente cierto, sí hay unas cuantas experiencias que parecen ser universales a los últimos del clan.
11 cosas que solo los hermanos menores entienden: mucha de tu ropa es heredada
Ser el hermano menor tiene sus ventajas y desventajas: si eres el ‘pequeño’ de la familia, seguro viviste alguna de estas situaciones.
#1 Naciste con una guía sobre tus padres y la vida
Tus hermanos mayores te enseñaron todo lo que tenías que saber sobre la dinámica familiar: el tono correcto para pedir permiso a tus papás, el tema que por nada del mundo puedes comentar con tu tía o cuál de tus primos era en el que podías confiar para las travesuras.
Pero su mentoría no se limitó al ámbito familiar: también te enseñó a defenderte de los bravucones de la escuela, aprendiste de sus gustos musicales y hasta cómo reaccionar cuando te rompen el corazón. Si tus hermanos son mucho mayores que tú, quizás hasta te dieron uno que otro consejo sobre qué carrera elegir.
#2 Mucha de tu ropa es heredada
Compartir es el verbo reinante en tu hogar. Y no es para menos, pues, si tus papás le compraban hoy una playera a cualquiera de tus hermanos, en uno o dos años terminaría en tu guardarropas. ¡Y qué decir de los uniformes escolares! La única ocasión en la que te compraron uno a ti fue cuando los pasados ya se habían roto.

#3 Tus papás ya vivieron todos los ‘primeros’ con tus hermanos
Los primeros pasos, palabras, días de escuela y hasta graduaciones las vivieron con tus hermanos mayores, por lo que es muy probable que tus padres no se emocionaran tanto con tus hitos como con los de ellos (si has visto fotos o videos de esos momentos, lo tienes más claro).
De igual manera, después de haber criado a uno, dos o tres hijos antes que a ti, les dio la certeza de que, al final de cuentas, tú estarías bien: las vacunas, enfermedades o momentos de tristeza no parecían angustiarles tanto.
#4 Pero no fueron tan estrictos contigo
El lado positivo del punto anterior es que también conociste el lado más relajado de tus papás. Mientras que al primogénito solo lo dejaban salir una vez al mes y no se le aceptaba menos que la excelencia académica, tú no tuviste que pedir tantos permisos y hasta reprobaste una que otra materia.
#5 Al menos una vez dejaste que se culparan por algo que hiciste
El gran secreto que te llevarás hasta la tumba: tú rompiste la taza favorita de tu abuela o por accidente quemaste una playera de tu mamá, pero, ante el gran temor que te dio admitirlo, dejaste que todos creyeran que había sido uno de tus hermanos (con todo y el respectivo regaño que involucró). No te preocupes, es código de hermanos menores guardar esta información con recelo.
#6 Tus amigos son tus hermanos
¿Cómo que cuando creces tienes que hacer tus propias amistades? Si de pequeño siempre estuviste acompañado de tus hermanos para jugar, al ir a la escuela, pasar las tardes y las vacaciones. Incluso si ellos eran mucho mayores y ya tenían su propio círculo de amigos, siempre eras el invitado especial a sus reuniones.
#7 Siempre serás el o la bebé de la familia
Creciste con ese apodo. En la adolescencia ya te resultaba un poco molesto y en tus primeros veintes no entendías por qué seguían diciéndote así, pero alrededor de los 25 te diste cuenta de que nunca va a cambiar y, por el contrario, hasta le has agarrado cariño.
#8 No te molesta pasar el tiempo con personas que no son de tu edad
No es que seas un ‘alma vieja’, sino que simplemente has convivido por años con tus hermanos mayores y sus círculos, por lo que para ti es completamente normal tener conversaciones y hasta compartir risas con gente unos cuantos años más grande que tú.

#9 Fuiste la ‘muñeca’ de tus hermanas mayores
Todo hijo menor está destinado a ser el ‘experimento’ de sus hermanos mayores: si querían aprender a cortar el cabello, maquillar, pintar uñas, probar una comida que no se veía apetitosa o saber quién podía caber por una ventana de la casa, tú eras la carne de cañón.
#10 No tuviste voto en la casa
Los papás, por supuesto, tienen la última palabra en las decisiones familiares, pero, si quieren consultar con sus hijos, el primero tiene ‘más derecho’; el segundo, un poco menos y así subsecuentemente hasta que llegan a ti… Naturalmente, para ese punto ya se decidió el munú de la comida, qué harán en domingo o dónde pasarán la Navidad.
#11 Escuchaste varias ‘bromas’ sobre tu origen
Si fuiste el ‘pilón’ de tus papás, al menos una vez en tu vida te dijeron que habías sido adoptado o un ‘accidente’ en la familia. ¿Nadie se dio cuenta de lo hiriente que era eso?
