Por lo general, asociamos a la dislexia con problemas para escribir (como intercambiar las letras de lugar). Y sobre todo, nos enfocamos en descubrirla en niños. Lo que no siempre tomamos en cuenta es que hay adultos que pasan toda su vida con ella sin saberlo. Aquí te explicamos algunas señales para identificar si eres uno de ellos.
Quizá tienes dislexia y no lo sabías: estos son los síntomas que no tienen que ver con la escritura
Varios adultos pueden pasar la mayor parte de su vida sin saber que tienen este transtorno

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¿Qué es la dislexia?

La Asociación Internacional de Dislexia la define como un trastorno de aprendizaje caracterizado por «dificultades con destrezas específicas de lenguaje, particularmente con la lectura». Esta suele diagnosticarse durante la infancia porque es en la escuela cuando sus síntomas son más evidentes.
Un pequeño no enfrenta los mismos problemas que un adulto. Dicho desorden afecta diferentes etapas de la vida en distintas maneras. La dislexia no tiene cura y tampoco se conocen las causas exactas que la provocan. Se tiene la hipótesis de que se debe a un gen que afecta al funcionamiento del área del lenguaje en el cerebro.
Es importante recalcar que la dislexia no tiene ninguna relación con la inteligencia de las personas, sino con la forma con la cual procesan la información. También que, si presentas alguna de las características que desarrollaremos a continuación, no necesariamente tienes dislexia. Un diagnóstico correcto sólo puede conseguirse con la ayuda de un psicólogo profesional, mediante pruebas especializadas.
¿Un adulto puede tener dislexia y no saberlo?

Existen diferentes grados de dislexia dentro del trastorno, por lo que es posible sólo presentar algunos síntomas menores que le permitan al individuo llevar una vida más o menos normal. Identificar que algunos problemas cotidianos se deben a la dislexia, permite enfrentarlos con eficiencia.
El Centro para la Dislexia Helen Arkell define las dificultades generales que puede padecer un adulto con este desorden. Al igual que los infantes, ellos también tienen problemas al comprender la idea de un texto, lo cual los lleva a no entender instrucciones y tener que revisar en varias ocasiones un mismo escrito.
Un sujeto con dislexia puede comunicarse verbalmente sin ningún problema, pero no es extraño que eviten los escenarios en donde deban hacerlo en público o que sean lentos al responder preguntas. Además de cometer errores gramaticales y ortográficos, los adultos batallan con el llenado de formas y reportes.
Lo mismo ocurre con escribir notas mientras escuchan a alguien hablar, o al tomar recados telefónicos. La concentración, atención y memorización son otras áreas en donde la dislexia se presenta. La falta de habilidad para organizarse, para cumplir con fechas límites y para comprender cuánto tiempo y qué tan compleja es una tarea, son otras de las señales típicas.
¿Qué hacer al respecto?

Como mencionamos antes, la dislexia dura toda la vida y no existe una cura para ella. Pero eso no quiere decir que deba sufrirse. Es indispensable que un experto la diagnostique para crear un tratamiento personalizado, como afirma la Clínica Mayo. Este contendrá las estrategias y métodos de aprendizaje que mejor se adapten a cada individuo.
Así como en la escuela, las medidas establecidas deberán ser conocidas por los jefes y compañeros de trabajo, para garantizar los mejores resultados. Con la asesoría adecuada, una persona con dislexia puede llevar una vida productiva y satisfactoria, sin sentirse incapaz ni menos valioso.