Juanito vive un infierno con su padre pero aún así no deja de amarlo y cuidarlo
Don Eliot ha tomado un cariño especial por Juanito, dedicando su tiempo a enseñarle cómo defenderse de los bravucones de la calle, pero pronto se da cuenta de que el niño está mal alimentado y que los moretones en su cuerpo no son simples caídas, sino señales de algo más grave.