Rafael desprecia a su hijo porque no es lo suficientemente “varoncito”
Al enterarse de que su hijo juega a vestir muñecas, Rafael reacciona con enojo y lo lleva a la fuerza a jugar fútbol, convencido de que así lo “hará hombre”. Galdino se siente humillado por su propio padre, pues no puede aceptar que su pasión sea diferente.