Capítulo 45: Alejandro le dispara a José Luis

José Luis va a casa de Montserrat para saber cómo está después de que se enteró que Alejandro la corrió de su hacienda y no se hizo cargo de su bebé. Montserrat abre la puerta esperando encontrarse con Alejandro, pues ella lo estaba esperando para cenar y poder convencerlo de que nunca lo engañó con José Luis. a los pocos minutos, Alejandro llama a la puerta y Montserrat le pide a José Luis que salga por atrás, pero Alejandro se arrepiente y decide irse, encontrándose en el patio a José Luis.

Ambos se enfrentan y José Luis le dice que no es el lugar para arreglar sus problemas. Alejandro lo cita en el muelle donde se veían con Montserrat para poder ajustar cuentas, aunque ambos advierten que están dispuestos a matarse uno al otro. Montserrat, Angélica, María, Rosario y Carlota tratan de hacer todo lo posible para evitar ese duelo a muerte, pero todos los intentos resultan en vano, pues al llegar al muelle, Alejandro le dispara a José Luis después de haber tenido una intensa pelea.

José Luis cae al suelo con la bala en sus costilla y Esequiel se lleva preso a Alejandro para que pague por su crimen. Todos creen que José Luis cayó muerto pero Refugio se da cuenta que sigue con vida. De inmediato es trasladado al hospital para que lo atiendan y por fortuna logran sacarle la bala, pero continúa muy delicado, y su vida podría acabar en cualquier momento.

Rosario va a ver a Alejandro en la cárcel y no soporta la idea de que esté preso, pues ella sabe el infierno que eso significa. Alejandro no entiende por qué tanta preocupación de parte de Rosario, pero ella decide confesarle entre lágrimas que es su verdadera madre. Alejandro no puede creerlo y se lamenta par haberla tenido trabajando como sirvienta en su hacienda y le pide perdón por todas las ocasiones que le habló duro y por haberla corrido de su casa.

Adolfo le dice a Josefina que no ha dejado de pensar en ella y que ha tenido una gran necesidad de estar a su lado, pues al parecer se está enamorando de ella. Josefina le dice que no está dispuesta a caer en sus mentiras y en sus juegos, pues Dimitrio y él ya le hicieron demasiado daño. Adolfo le asegura que no es ningún juego esta vez y que siente algo por ella, la toma de las manos y está a punto de darle un beso, pero Dimitrio llega y le reclama a Adolfo que esté a solas con su mujer, dejando ver los celos que le causó tal situación.

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