Crisanta y Susana se enteran que Canuto es dueño del edificio de los Córcega. Ante el dolor del engaño, Crisanta piensa en despojar de su casa a Doña Imelda su familia.
Crisanta y Susana se enteran que Canuto es dueño del edificio de los Córcega. Ante el dolor del engaño, Crisanta piensa en despojar de su casa a Doña Imelda su familia.