Inevitablemente, Fernando pierde la vista y prefiere alejarse de la mujer que ama, ya que no regresará con Viridiana hasta que sepa valerse por sí mismo, sin ayuda de los demás.

Lo que más teme Fernando es inevitable, pero su esposa le promete que jamás se alejará de su lado, ya que prometieron estar juntos en las buenas y en las malas; en la salud y en la enfermedad.

El parto de Viridiana resulta peligroso, pero no existe razón alguna para estar lejos de Fernando, quien conoce a su hijo a través de los sentidos que lo mantienen vivo.

Mientras transita en una pista de motocross, Viridiana casi arrolla a Fernando, pero son flechados al instante y están seguros de compartir juntos el resto de sus vidas.

Tras ser puesto en libertad y con el apoyo de su tía, Mariano tiene la oportunidad de enmendar sus errores y corregir el camino, para convertirse en alguien de provecho.

Ramona le indica a Mariano cómo y cuándo robar el taller de Antonio, ya que el bienestar de su familia podría verse afectado si no obedece, aunque el muchacho resulta más asusto que la cabecilla de los ladrones.