Gaspar De la Vega

Gaspar es un hombre tosco, sin educación universitaria, sencillo y de mentalidad tradicional, un hombre de provincia y machista, que soñaba con tener una familia verdadera junto a Fausta. Trabajaba en la finca Mondragón cuando ella quedó embarazada y abandonada por el padre de Eugenio.

Aceptó casarse con ella, a sabiendas de que no era correspondido. Crió a Eugenio como su propio hijo, pero siempre sintió que Fausta le debía algo, lo que le llevaba a cobrarle el “favor” de manera abusiva, sometiéndola a una relación que la desgastó emocionalmente.

Tanto Eugenio como Fedra eran su adoración, y protegía a su hija del odio de Fausta. Vivió bajo la sombra de su esposa, atado a sus caprichos y desprecios. A pesar de ello, se encargaba de la finca, donde, junto a Don Augusto, su único amigo, les enseñó a sus hijos a montar a caballo.

Después de una fuerte discusión con Fausta, sufrió un accidente que lo dejó en coma. Al despertar, las dinámicas entre ellos cambian. Fausta cae en la sumisión, mientras él comienza a idear la manera de terminar con su vida.

Mediante una carta, Gaspar revela toda la verdad sobre lo sucedido.