¿Qué debe llevar la ofrenda del Día de Muertos y cuándo se tiene que poner? Todo lo que debes saber
México es un país que lo celebra todo, incluso la muerte, y el Día de muertos se usa para honrar la memoria de nuestros seres queridos que 'se nos adelantaron' como una tradición emblemática de nuestro país.
El 2 de noviembre es el día en que, según la cultura popular, los muertos vuelven por una noche para compartir con el mundo de los vivos, aunque se dice que el alma de las mascotas vuelve el 27 de octubre y las de los espíritus que murieron siendo niños el 1 de noviembre, para terminar recordando el día 2 a las almas de los adultos.
Para su regreso al mundo terrenal, los familiares, amigos y seres queridos de los difuntos montan altares llenos de colores, sabores y olores, donde la comida preferida de los muertitos no puede faltar.
El origen del altar u ofrenda del día de muertos
El Día de muertos tiene raíces indígenas, proviene de las culturas autóctonas de Mesoamérica, según dicen varios historiadores, aunque después se fusionaron con creencias católicas.
El culto a la muerte era común en las culturas prehispánicas. Cuando alguien moría, su familia organizaba una fiesta para guiarlo en su recorrido al Mictlán (infierno o lugar de los muertos, a donde llegaban los fallecidos después de un proceso que les tomaba 4 años).
Desde entonces, estos pueblos colocaban ofrendas en sus rituales y para ellos la muerte era parte de un ciclo.
¿Qué debe llevar la ofrenda del Día de muertos?
La ofrenda del Día de muertos está llena de simbolismos y debe tener varios elementos, según la tradición, para que nuestros muertos se sientan bienvenidos en casa y lleguen a beber, comer, descansar y convivir con nosotros.
Los elementos que no pueden faltar son:
Agua: Es fuente de vida y se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de su largo recorrido y para que fortalezcan su regreso. En algunas culturas simboliza la pureza del alma. Se puede colocar en un vaso o copa de vidrio.
Sal: El elemento de purificación, sirve para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.
Velas y veladoras: La flama que producen significa la luz, la fe, la esperanza. Es guía para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada. En varias comunidades indígenas cada vela representa un difunto, es decir, el número de veladoras que tendrá el altar dependerá de las almas que quiera recibir la familia.
Copal e incienso: El copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses. El incienso llegó con los españoles, como un elemento que sublima la oración o alabanza. Se utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro.
Flores de cempasúchil: Símbolo de la festividad por sus colores y estelas aromáticas. Adornan y aromatizan el lugar, pero además sirven de guía del Mictlán a la tierra y visceversa, por eso en muchos lugares del país se acostumbra poner caminos de pétalos.
Pan de muerto: Es un ofrecimiento fraternal.
La foto del difunto: Sugiere que su recuerdo sigue vivo en la memoria de sus seres queridos.
Las calaveras de azúcar: Son alusión a la muerte siempre presente.
El licor: Para que el difunto recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida y se decida a visitarnos.
Papel picado: Símbolo de festividad.
No puede faltar tampoco la fruta de temporada, la comida y la bebida favoritos de nuestros muertos.
Otros elementos menos populares:
Petate: Sirve para que las ánimas descansen.
Izcuintle: En los altares para niños se coloca un perrito izcuintle en juguete, para que las almas de los pequeños se sientan contentas al llegar. Este can es el que ayuda a las ánimas a cruzar el caudaloso río Chiconauhuapan, que es el último paso para llegar al Mictlán.
La imagen de las Ánimas del Purgatorio: Para obtener la libertad del alma del difunto, por si acaso se encontrara en ese lugar, para ayudarlo a salir. También pueden colocarse otras imágenes de santos o de la virgen de Guadalupe para que sirvan como medio de interrelación entre vivos y muertos.
Dulce de calabaza: Simboliza la paz en el hogar, la amabilidad y la firme aceptación de compartir los alimentos.
Mole con pollo, gallina o guajolote: Es el platillo favorito que ponen en el altar muchos indígenas de todo el país, un banquete en honor de los seres recordados para deleitarlos.
Cruz: Pude ser de ceniza o aserrín, sirve para que al llegar el ánima hasta el altar pueda expiar sus culpas pendientes. Son representaciones del catolicismo y sus creencias.
¿Cuándo se pone la ofrenda de Día de muertos?
De acuerdo con la Iglesia Católica, la conmemoración del Día de Muertos se realiza a partir del 31 de octubre, el 1 y 2 de noviembre, que son los días señalados para celebrar la memoria de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos.
No hay una fecha en específico para poner la ofrenda de muertos, pero muchos acostumbran colocar el altar desde el 25 ó 26 de octubre, ya que se tiene la creencia de que los primeros en llegar son los espíritus de las mascotas el 27 de octubre.
¿Qué día llegan qué tipo de difuntos al altar?
27 de octubre: Mascotas
28 de octubre: Las personas que murieron de manera trágica por violencia o accidentes.
29 de octubre: Ahogados.
30 y 31 de octubre: Niños que no fueron bautizados y ánimas solas (olvidadas o que no tienen familiares).
1 de noviembre: Es el Día de Todos los Santos celebrando a todos aquellos que llevaron una vida ejemplar, así como los niños.
2 de noviembre: Es el Día de los Muertos, en el que llegan todos los adultos que fallecieron.
¿Cuándo se quita la ofrenda?
Según lo que marca el calendario católico, la ofrenda se debe retirar el 3 de noviembre por la tarde, pues es cuando las almas han regresado, sin embargo, algunas familias acostumbran dejarla un poco más de tiempo.