Para sorpresa de Mayela y Chava, el padre de ambos se deshace de la bebida, reconociendo que tenía un problema, pero nunca es tarde para cambiar.

Pablo es separado de sus padres, pasa el tiempo y logra escapar de los captores, pero cuando se reúne con Abraham y Consuelo, es notable que se encuentra en malas condiciones.

Mayela no tiene los zapatos adecuados para su Primera Comunión, pero su hermano entra al taller de su padre, para aprender el oficio que Herminio tiene en el olvido.

Chava se entera de la convocatoria que podría llevarlo por el camino del éxito, pero su padre se opone a que siga sus pasos como zapatero.

Herminio lamenta la pérdida de su esposa y, aunque tiene a sus hijos consigo, no son razón suficiente para que continúe trabajando y deje a un lado la botella.

Herminio organiza una protesta, para proteger su local y el de los vecinos, con un as bajo la manga que pondrá fin a las extorsiones de los abusivos.