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Ahora o nunca: ¿cuándo es el momento de pedirle matrimonio a mi pareja?

Se tienen que cumplir ciertos requisitos antes de dar el paso más importante de la vida. ¡Descubre si estás listo para pedirle matrimonio a tu pareja!
Publicado 3 Dic 2018 – 12:00 PM ESTActualizado 18 May 2020 – 04:34 PM EDT
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Cualquier relación de pareja pasa inevitablemente por tres etapas antes del matrimonio. Uno: enamoramiento o infatuación; dos: lucha por el poder y tres: cocreación.


El enamoramiento es, básicamente, cuando todo pinta color de rosa. Desde la primera vez que se vieron, los nervios que sientes cada vez al escuchar su voz por teléfono y cada cosa de esa persona que te tiene vuelto loco por darle un beso.

La lucha por el poder se puede traducir a todas esas ocasiones que te convencen de ir a una fiesta que no quieres, en qué restaurante eligen comer y cuál es la película que terminan viendo, mientras que la cocreación podría entenderse como la fase más completa de todas porque ya tuvieron que pasar algunas pruebas antes de llegar aquí.

Entre ellas, tener química cuando están solos como Dios los trajo al mundo (sin importar que él no tenga el abdomen de Ricky Martin ni ella la cadera de Shakira), aceptar tanto sus virtudes mutuas como sus defectos, conocer a la familia política y superar la frialdad de la distancia.

Juntos, más que separados

En este momento de la relación uno entiende que juntos son más que separados. Ya sea porque lo comprobaron siendo voluntarios en una zona damnificada o haciendo buen equipo cuando se trata de tomar fotografías increíbles para Instagram.

El momento de pedirle matrimonio a tu pareja tiene la analogía perfecta en el ámbito profesional: llega el día en que dominas tu trabajo, los retos te quedan chicos y es tiempo de pedir un aumento de responsabilidades o abandonar la compañía para emprender el vuelo hacia otro rumbo.

En otras palabras: aventarse al vacío sin miedo a la caída ni al impacto. Una mañana despiertas preguntándote ¿qué sería de tu vida sin esa persona? Un café sin sabor. Una película sin guión. Una canción sin amor.

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