La Chilindrina dirige al Chavo y al Quico en una banda pero don Ramón solo escucha escándalo.

El Chavo quiere comida y para conseguirla inventa a un amiga igual a él pero con nombre raro.

Quico y el Chavo juegan a la independencia con los juguetes que Don Ramón no logró vender durante las fiestas.

Todos exponen las verdaderas intenciones de Laureano, y gracias a eso, Don Calvillo recupera su puesto y como agradecimiento, les da un día libre a sus trabajadores.

El nuevo quiere correr a todos una vez que le den el puesto de gerente.

Plutarco y Fabián no confían en el nuevo gerente y se ponen a investigarlo.