Nicolás da con el paradero de su hija en otra ciudad del país, reprochándole a su suegra la acción que fue impulsada por el temor de perder a otra integrante de la familia.

Gracias a la constancia y dedicación en las terapias de rehabilitación, Leonardo está de regreso en sus actividades, pero Nidia se aferra a ser parte de la vida de su nieta.

Raquel busca a Leonardo para que se haga cargo del hijo que espera, se casen y la mantenga, si es que quiere que todo salga bien con la llegada del bebé que lleva en el vientre.

Gracias a que Doña Isadora estuvo al pendiente de la vecina, Raquel pagará con cárcel y sus hijos podrán vivir en un ambiente seguro con Leonardo, en casa de los abuelos.

Tras un incidente en el transporte público, Raquel conoce a Leonardo, un enfermero que queda cautivado con su belleza, pero no sabe que tiene marido y una hija que atender.

Raquel toma ventaja del buen corazón de Leonardo, exigiéndole dinero para cubrir los gastos de la casa y que la haga sentir satisfecha en la recámara, sin dar algo a cambio.