Alfonso es robado y traicionado por Rogelio Sotomayor, quien registra a su nombre los derechos de una máquina que alguien más inventó con el sudor de su frente.

Además de ser un hombre responsable, trabajando día y noche en el diseño de un prototipo, Alfonso apoya a su hija para que continúe con los estudios en el extranjero.

Al no obtener suficiente dinero que Rogelio gana pidiendo limosna, Rosalba echa a andar el perverso plan para recibir una indemnización por daños y perjuicios.

A la esposa de Rogelio solo le interesa el beneficio personal, menospreciando los esfuerzos de la familia para solventar los gastos de la casa y exigiendo que le entreguen dinero.

Tras recibir una cantidad importante de dinero, la viuda de Rogelio se compra perfumes y ropa para conquistar al hombre que la mantenga y le dé vida de reina.

La policía impide que el sujeto que tuvo la idea de deshacerse del esposo de Rosalba haga lo mismo con ella, salvándola de una tragedia y colocándola en el lugar donde purgará condena.