Mariana siente la confianza para comunicarle a su amiga que Federico, por una razón u otra, no cumple con sus obligaciones en la intimidad como esposo.

Tras demandar a sus hijos, Paulina se siente fuerte para valerse por sí misma, desempeñándose como la pandera que alegra los corazones de los clientes.

Adolfo le declara su amor a Paulina, quien ya vivió la experiencia del matrimonio, enfocándose en vivir en paz junto a su familia, viajar y disfrutar de la vida.

Paulina aún está con vida y sus hijas discuten sobre la repartición de sus posiciones, pero Ana Claudia no dejará desamparada a su abuela y le brinda asesoría legal.

Pese a no ser la mejor de las hijas, Yuridia recibe el apoyo de su madre, quien la rescata de una situación de peligro y la protege en el hogar donde hay armonía.

La exigencia del esposo de Paulina es tanta, que se atreve a entrar al gimnasio para llevársela a cumplir con las tareas del hogar, donde todo es mal visto por Vicente.