Al ser analizado el comportamiento de Orlando y de Martha por parte de la psicóloga, el juez cede a Arnaldo la guarda y custodia de sus hijos, dejando con el corazón roto a Violeta.

Mientras se lleva a cabo una audiencia con el juez, Arnaldo se muestra como un padre ejemplar, evidenciando a Violeta para que sus acciones sean tomadas de manera negativa.

Tras recibir una llamada de auxilio, Olivia se presenta en casa de Arnaldo, quien tacha de exagerada a la madre de sus hijos y de hacer falsas acusaciones en su contra.

Olivia prefiere desaparecer con sus hijos antes de entregarlos con Arnaldo, pero recapacita y comienza un nuevo proceso legal para demostrar que su exmarido es corrupto.

La maestra y la directora de la escuela donde estudia Martha notan algo extraño en la pequeña, preguntando a Violeta si la situación en casa está bien, especialmente con el papá.

Violeta habla con su esposo para que no sea tan malhumorado con sus hijos, actuando amable por un momento y después regresa a la normalidad, como el tirano que es.