Bárbara quiere seguir trabajando en la empresa de su ídolo, pero se da cuenta de que no puede estar cerca de un monstruo que solo le ha provocado estrés, ansiedad y mucho terror.

Agripino sufre de una recaída y, ante la negativa de sus hijos para ser donantes, la comunidad se hace presente en el hospital para donar uno de sus órganos al payasito ʻPinoʼ.

Por influencia de sus esposas, Everardo y Gonzalo se niegan a realizar un acto de amor, privando a su padre de la oportunidad de recibir el riñón que necesita para sobrevivir.

Agripino es trasladado al hospital, donde informan a Gonzalo y a Everardo que el estado de salud de su padre es delicado, siendo necesario que encuentren al donante de un riñón.

Gonzalo y Everardo se avergüenzan de su padre por vestirse de payaso, pero Paola está muy orgullosa del hombre que se ha dedicado a hacer reír durante tanto tiempo.

El médico que atendió a Liliana sospecha que algo malo pasa en casa, encomendado a la trabajadora social la tarea de investigar lo que sucede cuando la hija de Mario y su esposa están a solas.