Al enterarse sobre las atrocidades que cometió su esposa, Antón se comunica con Gonzalo para enmendar los errores, pero es demasiado tarde y no logra sobrevivir a una fechoría más de Victoria.

Tras 20 años transcurridos, Gonzalo prefiere estar en otro país que regresar a casa, donde su padre aún no lo perdona y Victoria continúa con el plan de aparentar lo que no es.

Tras caer por la escalera, Victoria pierde una pierna y culpa a Gonzalo del incidente, pero se trata de un plan malévolo que la esposa de Antón diseña para no verse desplazada.

Tras una serie de eventos desafortunados para Gonzalo, su madrastra obtiene lo que tanto anhelaba, asegurando un lugar en la repartición de bienes de la fortuna de Antón.

Al notar que Antón se encariña con su hijo, Victoria hace lo necesario para que cambie de parecer y se harte de él, ofreciéndole un sustituto que reemplace al pequeño Gonzalo.

Tras el fallecimiento de Hortensia, Antón recibe la noticia de tener un hijo varón, sintiéndose fascinado con la presencia de Gonzalo, a quien cuidará y nombrará como heredero.