Ángela y Luis no pueden creer que la ambición de su padre haya llegado tan lejos, al haber ofrecido a la mujer que los trajo al mundo a un sujeto que solo jugó con ella.

Pablo es sospechoso de ajustar cuentas con Domingo y quitarle la vida, pero es Luisa la que va a parar a prisión, siendo sentenciada a una larga condena tras las rejas.

Luisa cuida de sus pequeños y, por si fuera poco, su esposo le indica que debe organizar una cena para recibir a Domingo, un importante hombre de negocios.

Ángela y Luis lamentan la partida de su madre, visitándola en el lugar donde se encuentran sus restos terrenales, pero la urna no está en el sitio donde debería estar.

Luisa no puede resistirse a los encantos de Pablo, quien está seguro de rehacer su vida con Luisa, pero primero debe divorciarse de Pablo, el padre de sus hijos.

Después de una exquisita cena en su casa, Domingo está encantando con Luisa, consintiendo a la mujer que está casada con Pablo con detalles y atenciones.