Tras perder a Kika, Nacho se entrega por completo al bebé y asume el papel de madre y padre. No le importa si es su hijo o no, porque lo único que desea es darle cuidado, ternura y un hogar lleno de amor.

Nacho no se cansa de esperar y buscar a Kika, convencido de que algo malo pudo pasar, pero ella la pasa bien con Omar, sin remordimientos ni culpa.

Ciego de amor, Nacho confía plenamente en Kika sin imaginar que ella solo lo utiliza para que a su hijo no le falte nada, porque el verdadero padre de su hijo es un bueno para nada.

Kika queda embarazada del criminal de Omar pero le hace creer a Nacho que el hijo es de él, así que, ingenuo y enamorado, acepta hacerse cargo del bebé.

Esteban paga las consecuencias de su vida criminal. Mientras tanto, Victoria mueve cielo, mar y tierra para reencontrarse con sus hijos, que por fin vuelven a sus brazos para empezar de nuevo, lejos del peligro.

Esteban esconde a sus hijos en un rancho peligroso, lejos del alcance de Victoria. Nadie sabe dónde están, y cada minuto cuenta para encontrarlos.