El terapeuta del lenguaje motiva a Abel a dar el discurso de fin de curso, por ser el alumno con el mejor promedio, lo cual es tomado como un reto para el joven que tiene un brillante futuro por delante.

Abel se esmera con un dibujo para Sabrina, la chica nueva de la escuela que le hace sentir mal, provocando que se refugie en su recámara y se aisle del mundo exterior.

Para Abel no es fácil hablar como cualquier niño de su edad, mostrando estrés cuando su padre lo corrige, exigiéndole que haga los ejercicios para mejorar la dicción.

Abel se esfuerza por hablar correctamente, pero Leonardo le hace pasar malos ratos, lo cual no pasa desapercibido por la maestra y es enviado a su casa durante tres días.

Tras ser arrestada, Kimberly le concede la primicia a una periodista, a quien le revela los nombres de las supuestas mujeres que se involucraron con Giovanni Sotelo.

Fabricia pasa por una mala racha, tanto profesional como personalmente, aunque existe la esperanza de limpiar su nombre y de volver a brillar, en la pantalla grande.