Julián sabe que su madre vivió atormentada por el rumor de un amor prohibido entre su padre y su tía. Lleno de rencor, decide vengar su sufrimiento, sin imaginar que su sed de justicia terminará por destruir a su propia familia.

Consumido por el rencor, Julián no mide las consecuencias de su venganza. En su afán por hacer justicia por su madre, termina destruyendo a la familia de su tía, que lo recibió con amor y le ofreció un hogar.

El repentino fallecimiento de su hermana deja a Aleida con un profundo remordimiento, pues no alcanzó a reconciliarse con ella. Ahora, debe hacerse cargo de su sobrino y abrirle las puertas de su hogar, sin imaginar las consecuencias que esto traerá.

Aleida es acusada de tener una relación prohibida con el esposo de su hermana. Aunque niega los rumores, la desconfianza termina por destruir a su familia.

Al enterarse de que no podrá volver a bailar, Fausta siente que su vida pierde todo sentido. El dolor la invade, y la esperanza parece desvanecerse con cada paso que ya no podrá dar.

Fausta deja de luchar contra su enfermedad, convencida de que todo está perdido, pero el destino le mostrará que la vida aún tiene razones para seguir.